El gobierno mexicano aprobó en julio un paquete de leyes que invaden la privacidad de manera escandalosa, que otorgan a las fuerzas del orden civiles y militares acceso a grandes cantidades de datos personales y obligan a todas las personas a entregar información biométrica, independientemente de que existan sospechas de delito.

Estas leyes crean un nuevo sistema de inteligencia interconectado denominado Plataforma Central de Inteligencia, en virtud del cual los organismos de inteligencia y seguridad de todos los niveles del gobierno —federal, estatal y municipal— tendrán la facultad de acceder, desde cualquier entidad pública o privada, a información personal con «fines de inteligencia», incluyendo números de matrícula, información biométrica, datos telefónicos que permitan la identificación de personas, registros financieros, bancarios y sanitarios, registros de propiedad pública y privada, datos fiscales y mucho más.

Sí, lo has leído bien. ¿Las bases de datos de información de clientes de los bancos? Directamente a la plataforma. ¿Los registros de pacientes de los hospitales? Lo mismo.

Estas leyes se aprobaron de manera ostentosa con el pretexto de recopilar inteligencia para combatir los delitos de alto impacto. Las organizaciones de la sociedad civil, incluidas nuestras asociadas RD3 y Artículo 19 México, han dado la voz de alarma sobre los proyectos de ley, ya que, según R3D, estas nuevas leyes establecen un sistema incontrolado de vigilancia y control social que va en contra de los derechos a la privacidad y la libertad de expresión, así como de la presunción de inocencia.

En una nota conceptual publicada recientemente, RD3 desglosa exactamente lo perjudiciales que son los proyectos de ley. La Ley General de Población obliga a todas las personas en México a inscribirse en un sistema de identificación biométrica obligatorio con huellas dactilares y una foto. En virtud de la ley, las entidades públicas y privadas están obligadas a solicitar la identificación para cualquier transacción o acceso a servicios, como la banca, la salud, la educación y el acceso a programas sociales. Todos estos datos generados a través de la identificación obligatoria se introducirán en una nueva Plataforma Única de Identidad en virtud de la Ley de Personas Desaparecidas.

El uso de identificaciones biométricas crea un sistema de seguimiento de las actividades de la población, al que también se puede acceder a través de la Plataforma Central de Inteligencia.

La Ley de Telecomunicaciones exige a las empresas de telecomunicaciones la creación de un registro que conecte los números de teléfono de las personas con su identificación biométrica en poder del gobierno y la suspensión de los servicios a los clientes que no acepten esta práctica.

Y aún hay más.

La Ley de Inteligencia garantiza explícitamente a las fuerzas armadas, a través de la Guardia Nacional, el acceso legal a la Plataforma Central de Inteligencia, lo que permite la consulta en tiempo real de bases de datos interconectadas entre distintos sectores.

Las empresas, tanto nacionales como internacionales, deben interconectar sus bases de datos o entregar la información que se les solicite, y las autoridades mexicanas pueden compartir esa información incluso con gobiernos extranjeros. También se exonera de los requisitos de autorización judicial para ciertos tipos de vigilancia y se clasifica todo el sistema como confidencial, con sanciones penales por su divulgación. Todo ello se permite sin que exista sospecha de delito ni autorización judicial previa.

Apremiamos a todo el mundo a que preste mucha atención y apoye los esfuerzos para que el Gobierno mexicano rinda cuentas por este atroz sistema de vigilancia. RD3 ha impugnado las leyes ante los tribunales y el apoyo internacional es fundamental para concienciar y hacer frente a esta situación. Como dice R3D, «la colaboración es vital para la defensa de los derechos humanos», especialmente ante los poderes incontrolados que establecen leyes desproporcionadas.

No podríamos estar más de acuerdo y apoyamos a nuestros aliados mexicanos.